CRONOLOGIA

1880
1886
1904
1905
1909
1921
1930
1932
1933
1934
1939
1940
1942
1946
1963
1964
1971
1990
2000
2009

1880

El Dr. Eugenio Antonio Casasco se establece en Luján, Prov. Bs. As., donde inicia la elaboración de productos farmacéuticos en escala industrial de comprimidos y cápsulas/perlas gelatinosas, convirtiéndose CASASCO en uno de los pioneros mundiales en la producción de estas formas farmacéuticas.

1886

La primera fábrica de productos químicos farmacéuticos comenzó a operar enBuenos Aires entre 1886 y 1887, y los quese ocuparon de hacerla funcionar fueron distinguidos farmacéuticos como los Dres. Giovanni Battista Craveri, Alfredo y Enrique Parodi.

1904

Carlos Malbrán, pone la piedra fundamental del Instituto Bacteriológico destinado a la investigación y la producción de sueros y vacunas. Sentaría las bases del desarrollo de la incipiente industria farmacéutica local.

1905

Se funda la Fármaco Argentina, produciendo especialidades farmacéuticas y veterinarias. Provée inicialmente al Ejército Argentino. Fue de los primeros en utilizar estrategias de marketing, para orientar y atraer a los clientes. Sus jabones de tocador fueron de los primeros productos cosméticos elaborados en el país.

1909

El Sr. Julián Augusto Roux y Honoré Millet fundan el Laboratorio Millet & Roux, dedicándose en un inicio a las representaciones de laboratorios medicinales franceses importando sueros y materiales quirúrgicos y luego fraccionando y elaborando completamente varios medicamentos.

1921

Alberto Roemmers funda el laboratorio que lleva su nombre, una industria farmacéutica precursora en el hemisferio sur. En la actualidad una de las más evolucionadas del mundo en este campo y una de las mas importantes de América Latina.

1930

Se funda Instituto Massone, con una planta industrial de productos farmacéuticos, extraordinaria por su tamaño y por su alta tecnología para la época. Llega a ser la más importante de Argentina y de Sud América hasta que en 1950 deja de operar tras una fuerte disputa con el gobierno

1932

El Dr. P.L.Rivero funda su laboratorio y comienza a elaborar fármacos localmente. Luego se especializa en soluciones parenterales, sueros, materiales biomédicos y bolsas para sangre y transplantes.

1933

Gerardo Serra Ramón funda Laboratorios Gramón, quien rápidamente adquiere una importante participación en el mercado argentino y se establece como una de las primeras multinacionales farmacéuticas en varios países de América Latina.

1934

– Sebastián Bagó (P.) funda Laboratorios Bagó S.A. Comienza importando peniclina y pronto se afianza como una de las empresas líderes argentinas con una fuerte presencia en Latinoamérica.

– J. Ziffer funda Laboratorios Lazar, primero importando y luego elaborando localmente especialidades medicinales, y sintetizando drogas para el mercado local y de exportación.

– El Sr. Cayetano Bernabó funda su laboratorio, elaborando medicamentos localmente. En 1960 es comprado por el Sr. Saúl Breitman, quien lo fusiona con Finadiet. Inauguran planta farmoquímica reemplazando importaciones y evitando restricciones de aprovisionamiento para que otras empresas vendiesen sus productos. Luego se especializan en productos odontológicos.

1939

El Sr. Manuel Sielecki funda Laboratorios Phoenix elaborando productos químicos y medicinales. Fue único importador y distribuidor de la vacuna Salk contra la poliomielitis en la República Argentina.

1940

– El Dr. Nicolás Gador funda Laboratorios Dr. Gador S.R.L., distribuidora de productos Gedeon Richter (Hungría).Y junto a los Dres. Américo y Jorge Balla inician localmente la Investigación y desarrollo de nuevas formas farmacéuticas, con la última tecnología en uso en Europa.

– El Sr. Saúl Breitman y Finaco inauguran el laboratorio Finadiet dedicado a Nutrición y Dietética.

– El Dr. Julián Roux crea Laboratorios OCEFA, y exporta durante la 2ª guerra mundial a toda Europa los extractos vegetales y animales, siendo líder en la fabricación local de hilo de catgut y materiales de sutura, y soluciones parenterales.

1942

Se registra por primera vez un record de producción de medicamentos de la industria farmacéutica local, alcanzando un total de 67 millones de unidades vendidas, de los cuales nueve millones de unidades fueron exportadas.

1946

Instituto Massone y Fármaco Argentina comienzan a producir insulina localmente, así como opoterápicos, enzimas, antibióticos y síntesis de drogas, produciendo para consumo local y para exportación.

1963

Se crea el Laboratorio de Hemoderivados de Córdoba, por iniciativa del gobierno del Dr. Arturo Humberto Illía. En 1964 se montó la planta de fraccionamiento de proteínas plasmáticas, proyecto que se concretó en la Universidad Nacional de Córdoba

1964

Cuarenta y un laboratorios de capitales netamente nacionales fundan CILFA, Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos, con el objeto de “defender, fomentar y prestigiar la industria y demás actividades afines a la elaboración de productos medicinales de fabricación nacional, conforme a los principios de libertad económica”.

1971

El Dr. L. Baliarda funda Baliarda S.A.

1990

Laboratorios Beta S.A. desarrolla, produce y abastece al mercado argentino con la primera insulina humana conocida en nuestro país.

2000

Roemmers abre una nueva planta: PHARMA 2000 con la tecnología más avanzada en materia de ingeniería farmacéutica disponible en el mundo, habilitada por la agencia regulatoria europea: EMEA.

2009

Creación de Sinergium Biotech, joint-venture entre dos laboratorios nacionales: Elea y Biogénesis Bagó y Novartis, para la fabricación nacional de la vacuna antigripal H1N1.

Más de 50 años de un proyecto de industria farmacéutica nacional, con historia y con futuro

La industria farmacéutica está radicada en nuestro país desde hace más de 150 años. Al inicio, se trató de empresas extranjeras que instalaron sus sucursales en la Argentina. Algunas de ellas, dando el primer paso de su proceso de internacionalización, tal la importancia de nuestro país en el concierto mundial de aquella época. Pocas aún subsisten, otras se fusionaron y hoy tienen diferentes nombres, y muchas desaparecieron. En esos inicios, toda la industria se nucleó en la Cámara de Especialidades Medicinales.

Con el correr del tiempo comenzaron a establecerse empresas nacionales que, de importar medicamentos terminados pasaron luego a importar las drogas para formular los medicamentos localmente hasta que, al final, instalaron sus propias plantas integradas y produjeron los primeros medicamentos argentinos. Algunas de estas empresas nacionales tienen ya más de 120 años de actividad.

En el devenir de la historia de nuestro país, la industria farmacéutica nacional nunca dejó de crecer hasta hoy, cuando produce casi el 90% de todos los medicamentos elaborados en la Argentina y factura más del 60% del valor total del mercado.

Pero nada ha sido fácil. La industria debió atravesar circunstancias complejas al igual que toda la población. Y muchas veces, nuestras empresas se vieron frente a frente con los riesgos de desaparecer. Como ejemplo basta con señalar que en los años 50 operaba una empresa farmacéutica nacional (Instituto Massone, cuya casa central era la actual sede de la Comisión Nacional de Energía Atómica) que no sólo era líder en la Argentina sino que exportaba a varios países de América Latina y hacía investigación y desarrollo local. Y fue intervenida políticamente para producir los así llamados medicamentos “Flor de Ceibo”, hasta que desapreció.

Ulteriormente, y a partir de ciertas divergencias previsibles, en cuanto a la Ley de Propiedad Intelectual, como principio fundamental entre los intereses de los laboratorios nacionales y extranjeros, fue que se decidió, en junio de 1964, la creación de CILFA.

En la historia de un país, medio siglo es apenas una ráfaga de episodios contemporáneos. Para una cámara industrial, sin embargo, es tiempo suficiente como para probar la coherencia de sus propuestas y la perseverancia en procura de consolidar un proyecto. CILFA convirtió aspiraciones en resultados concretos, todos con la vista puesta en el desarrollo de la Industria Nacional, la creación de puestos de trabajo de calidad, el acceso a los medicamentos para la población y el desarrollo científico y tecnológico.

CILFA celebró su 50 aniversario en el derrotero de una ruta centenaria. A partir de la perseverancia de sus pioneros, buena parte de las empresas afiliadas son conducidas hoy por empresarios de tercera o cuarta generación. Vinieron y están para quedarse. Para continuar reinvirtiendo en el país y formar parte de una industria pujante, competitiva y estratégica.

CILFA comprendió, desde un primer momento, que la competencia en el mercado no tiene porqué ser incompatible con la solidaridad al interior del grupo de sus asociados. Una cámara fuerte fue y sigue siendo indispensable para luchar por sus objetivos. De cada desafío impuesto por avatares económicos o políticos, salió fortalecida. Ante la incertidumbre de los escenarios y de las fluctuaciones en las reglas del juego, defendió el patrimonio económico y humano de sus asociados y aventó el desaliento con ideas y propuestas renovadas, nutriéndose del esfuerzo y el talento de sus directivos y colaboradores.
CILFA ha sido la voz institucional de los laboratorios nacionales ante diferentes gobiernos y bajo diversas circunstancias, habiéndose fortalecido por esa diversidad.

Durante su más de medio siglo de existencia, CILFA construyó prestigio y contribuyó a la defensa de los intereses nacionales en el ámbito de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
A partir del respeto institucional que supo conseguir en temas vinculados a esas organizaciones, CILFA resultó frecuente interlocutor de las autoridades nacionales en la articulación de políticas de defensa del interés del país. Esto fue particularmente relevante cuando hubo que confrontar opiniones en cuanto al establecimiento de la normativa internacional sobre los derechos de propiedad intelelcutal o, a posteriori, ante divergencias en cuanto a la aplicación de dicha normativa. Esa tarea continúa tan vigente como siempre. Tanto en ése como en otros ámbitos, el accionar de CILFA tiene como norte exclusivo la defensa de la Industria Nacional, sin atisbos de defensa corporativa.

CILFA ha defendido y protegido los derechos comerciales de los laboratorios desde sus inicios, incluso cuando su continuidad todavía no estaba garantizada. Al mismo tiempo, articuló durante décadas, con la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEMe) y la Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos (COOPERALA), las posiciones del sector en temas de interés conjunto para la industria farmacéutica. Medio siglo después, concierta los convenios con la seguridad social, los prestadores, las obras sociales, las provincias y el vínculo con droguerías y farmacéuticos.

Desde su fortaleza institucional y la construcción de grupos de trabajo con expertos sanitarios y en derechos de propiedad intelectual, CILFA ha sido un referente ineludible para otras asociaciones de laboratorios nacionales de América Latina.
CILFA colabora con la Justicia, aportando información y antecedentes cuando la judicialización de los derechos de propiedad intelectual amenaza a sus afiliadas en particular y la Industria Farmacéutica Nacional en general. Además vincula a entidades científicas y académicas en el intercambio del conocimiento, en la promoción de proyectos de investigación desde las universidades y laboratorios científicos nacionales. Lo hace por una ciencia al servicio de los argentinos.

Hoy se sintetizan más de 50 años de existencia en un balance positivo, en una madurez institucional y en la vitalidad persistente en la generación de proyectos e iniciativas. Madurez y vitalidad que han aportado, desde su fundación, los dirigentes que dedicaron su tiempo y su esfuerzo a construir una industria potente de matriz nacional, un modelo de desarrollo industrial y una coherencia en la visión global de los desafíos actuales y futuros de la industria farmacéutica.

Más de medio siglo de una historia que se renueva cada día, en cada laboratorio, en cada línea de producción, en cada unidad de investigación, en cada medicamento disponible en el mostrador de la farmacia, cuando un paciente lo requiere con premura, las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año, en todo el país y al mismo precio.

CILFA seguirá erguida, fortalecida y como siempre, marcando rumbos para la Industria Argentina.

Un hito en la defensa de la soberanía nacional como resultado de más de 50 años de desarrollo industrial

CILFA ha transitado más de medio siglo de la historia institucional del país –con sus logros, avances y desafíos- desde una posición de coherencia y firmeza en defensa de la producción nacional y con aporte sustancial a la investigación científica, a la generación de empleo, a la inversión productiva y al desarrollo del Mercado Farmacéutico Argentino. Esto ha permitido alcanzar una autonomía muy importante en el abastecimiento de medicamentos para el consumo de nuestra población.

Los laboratorios nacionales afiliados a CILFA, a través del tiempo mantuvieron sus inversiones en el país, desarrollaron sus empresas, ampliaron la oferta de medicamentos y se expandieron hasta alcanzar una posición mayoritaria en el mercado argentino. Cuando fue preciso, desafiaron y enfrentaron la adversidad. Crecieron y se desarrollaron en tiempos de ausencia de políticas industriales previsibles.

Esa misma industria, a fines de la década del 60 y comienzos de los 70, debió consolidarse en el mercado a partir de sus propias inversiones y también, en aquellos años, garantizó la provisión de medicamentos, pese a las perturbaciones políticas y económicas que provaron zozobra e incertidumbre, especialmente para las pequeñas y medianas empresas que recién ingresaban en el mercado.

Así, en 1967, culminaron 33 meses consecutivos de congelamiento de precios para la industria, luego de una devaluación de nuestra moneda cercana al 66%. Al mismo tiempo, se impusieron trabas burocráticas a la autorización de venta de nuevos productos que demoraron la modernización de los laboratorios nacionales.

Pese a las dificultades, la industria farmacéutica de capital nacional ingresó en la década del 70 con una participación del 48% de las ventas del mercado, cuando en Brasil era del 21% y en Italia, productor mundial de medicamentos en aquellos años, la participación local no superaba el 45%.

Los laboratorios argentinos que habían adquirido esa posición relevante de mercado fueron, en sus orígenes, pequeñas empresas con limitados recursos y sin estructuras de apoyo en el exterior. Sin embargo, la década del 80 los encontró en un proceso de inversiones y modernización de sus plantas productivas para adaptarse a las exigencias competitivas de la época, pese a vicisitudes con el Plan Austral, el Plan Primavera y el Plan Bonex, en el contexto de un proceso hiperinflacionario que desalentó a varias empresas multinacionales, las que optaron por levantar sus fábricas locales.

Cuando ocurrió la ofensiva externa por la Ley de Propiedad Intelectual, a mitad de los años 90, y el contexto de privatizaciones y desregulación económica llegó a arrasar con sectores industriales enteros, CILFA fue un baluarte en la defensa de la Industria Nacional.

En ese contexto, y más allá de su propia acción, CILFA logró que entidades empresarias, profesionales y sindicales acudieran a las audiencias públicas convocadas por el Senado de la Nación, para defender la justa posición de los laboratorios nacionales.

La Unión Industrial Argentina (UIA), la Confederación General de la Industria de la República Argentina (CGI), la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA), la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, el Foro Argentino de Biotecnología, la Asociación de Agentes de Propaganda Médica, la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales y el Centro Interdisciplinario de la Universidad Nacional de Buenos Aires coincidieron, durante esas históricas audiencias, en la defensa de los laboratorios nacionales y del sistema de salud pública.

Durante aquellos debates la lucha de CILFA se centró en defender la subsistencia de la industria farmacéutica nacional y la calidad de vida de nuestros habitantes.

“Los monopolios no son sanos ni convenientes para el país”, agregó la UIA, en sintonía con las demás cámaras empresarias que acudieron al Senado a defender la posición de CILFA, que para entonces ya se había transformado en un ejemplo de soberanía para toda la Industria Nacional y no sólo en la defensa de los laboratorios farmacéuticos.

CILFA “sacó a la calle” el debate por las patentes y, desde una posición rigurosa, se convirtió también en la vanguardia latinoamericana de la lucha contra las leyes de patentes que iban más allá de lo establecido en las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)

Años después, durante la crisis del 2001-2002, los laboratorios nacionales debieron afrontar las secuelas de aquélla sobre el sistema de salud. Pese a las numerosas incertidumbres cotidianas, los laboratorios de CILFA nunca dejaron de entregar medicamentos al PAMI, a los hospitales públicos y a las obras sociales.

En la década del 90, cuando el entramado industrial argentino sufrió un fuerte proceso de extranjerización, la Industria Farmacéutica fue una de las excepciones y, en vez de replegarse, redobló sus inversiones en proyectos productivos, como el laboratorio Beta, que en 1990 inauguró la producción de la primera insulina humana del país.

Los laboratorios nacionales superaron los desafíos de aquellos años, desecharon la opción cómoda de vender sus plantas al capital extranjero, y por el contrario, se consolidaron como proveedores en los mercados latinoamericanos y mundiales, incrementaron sus exportaciones y, finalmente, alcanzaron mayores participaciones de mercado.

Otro hito en la historia de CILFA se planteó durante la discusión de la Ley de Prescripción de Medicamentos por Nombre Genérico. La histórica posición de CILFA, defender las marcas como símbolo de calidad de los productos que se fabricaban y ofrecían a los consumidores, fue escuchada y así se alcanzó una norma equilibrada para el régimen sanitario argentino.

Los laboratorios nacionales concentraron el 62% de la facturación anual a partir de febrero de 2012, ocupando por origen ocho de los diez primeros puestos del ranking de ventas.

Desde el año 2006, CILFA impulsó proyectos productivos con el Programa Estratégico para el Desarrollo de la Industria Farmacéutica y Farmoquímica Nacional, con una inversión de 2000 millones de pesos y que se articuló con el Programa de Financiamiento del Bicentenario. Fue la primera vez que la industria farmacéutica de capital nacional accedió a un financiamiento productivo de mediano plazo a tasas accesibles.

También ha sido un logro de CILFA que después de 30 años de restricciones y atrasos, en noviembre de 2006, la Legislatura de Buenos Aires aprobara la Ley Nº 2216 conocida como “Buenos Aires Ciudad Productiva”, de radicación de industrias manufactureras no contaminantes, que regularizó la situación de centenares de pequeñas y medianas industrias.

La modificación legislativa de las medidas en frontera, contenidas en la Ley del Código Aduanero, tuvo en el año 2008 un enfático respaldo de CILFA que batalló por una ley correctiva que pusiese en línea y en forma consistente la legislación en materia de medidas en frontera, con el estándar internacional establecido en el Acuerdo de Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) de la Organización Mundial de Comercio (OMC), respetando de un modo estricto el nivel de dicho estándar, que había sido precisamente excedido por el texto original del artículo 46 de la Ley 25.986. Fue una acertada decisión de ratificación de la política sanitaria e industrial de la Argentina, que eliminó, de manera definitiva, las anteriores restricciones al pleno intercambio comercial externo de medicamentos nacionales, cuyos volúmenes podrían haber sido afectados sustancialmente de no haber prosperado esta reforma.

CILFA ha sido una de las entidades que con su prédica de décadas consiguió al fin, en el año 2009, que la figura de la “falsificación de medicamentos” fuese incorporada al Código Penal y ha asumido un firme compromiso en el desarrollo del Programa de Trazabilidad de Medicamentos del Ministerio de Salud y de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Las nuevas plantas de Pharma 2000 de Roemmers, Gador en Pilar, Bernabó, Casasco, Craveri, Richmond, Pharm ADN y Sinergium Biotech para la fabricación de la vacuna contra la Gripe A H1N1, sumado a importantes modernizaciones y ampliaciones de plantas realizadas por los socios de CILFA, son claros ejemplos de la incorporación de la más moderna tecnología e ingeniería farmacéutica al servicio de la salud de los argentinos.

También marcó un camino señero de asociación productiva, el consorcio constituido por el Ministerio de Salud, la Fundación Mundo Sano, Maprimed S.A. y el Laboratorio Elea S.A., para fabricar benznidazol, el único medicamento disponible en el continente americano contra el Mal de Chagas.

CILFA fue una de las cámaras nacionales de la industria farmacéutica latinoamericana que impulsó, en los años 80, la creación de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas (ALIFAR), como entidad regional para la promoción y defensa de los intereses comunes en el plano internacional, en ámbitos como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y otros organismos y entidades internacionales.

En el ámbito nacional, CILFA forma parte desde hace dos décadas, de la Unión Industrial Argentina (UIA) y en su Comité Ejecutivo.

En el plano público, las autoridades de CILFA, conscientes de la relevancia del desarrollo científico y tecnológico nacional como motores del desarrollo económico, decidieron participar de las instancias de cooperación pública y privada establecidas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Los desafíos hacia el futuro son complejos, teniendo en cuenta el marco de la dinámica económica mundial, en el que tienen un rol preponderante los principales países emergentes, que son fuertes productores y exportadores de medicamentos.

CILFA y sus laboratorios están preparados para llevar adelante un camino de consolidación y expansión de su complejo científico industrial.

Como hace más de medio siglo, CILFA responderá con su compromiso institucional y sus capacidades humanas a cada uno de esos desafíos en defensa de la política sanitaria, científica e industrial de la Nación.